María Luisa
Angarita
En el seno de nuestra
Iglesia Católica las parejas en Situación Irregular no se encuentran
excomulgadas, pero tristemente así se sienten. Por ello el Papa Francisco en su
exhortación Amoris Laetitia nos pide acogerlas en la comunidad, abrir las
puertas de la parroquia para ofrecerles un espacio de acompañamiento.
Pero este salir y acoger, no puede realizarlo
únicamente el párroco, aunque de él y de su discernimiento deben bajar las
directrices para ofrecer un acercamiento coherente a las parejas en situación
irregular.
Son los integrantes de la comunidad
parroquial, los servidores y agentes pastorales quienes deben también propiciar
el encuentro, la acogida y la integración. Los catequistas desde su labor con
sus hijos son un punto clave del acercamiento, ellos pueden invitar a estas
parejas a talleres y charlas de formación para profundizar en su fe.
Los grupos de oración
pueden incluirlos en actividades de fomento de la fe y de oración, en
encuentros de oración ante el Santísimo entre otros. Igualmente puede
solicitarse su apoyo para los grupos juveniles, siempre necesitados de la guía
de adultos responsables que puedan orientarle en la vida.
Pero muy especialmente,
la Pastoral Familiar de cada parroquia, debe asumir directamente junto al
párroco el acercamiento y acompañamiento de estas parejas, pues se trata de
matrimonios que pueden ofrecer un acompañamiento paulatino, con discernimiento
desde la luz del evangelio, de los diferentes conflictos y situaciones que se
presentan en la vida matrimonial e iluminarlos mientras crecen juntos.
La pastoral familiar
puede y debe integrar a las parejas en situaciones irregulares a sus
actividades pastorales, puede crear para ellas encuentros de parejas, talleres
de formación, (que ya están incluso pensados desde la conferencia episcopal de
Venezuela con los Encuentros de Fortalecimiento de la Conyugalidad) y muy
especialmente, invitarlas a servir como agentes de pastoral familiar desde ese
testimonio doloroso pero sincero de lo que debe evitarse en el matrimonio para
no caer en rupturas y en el cómo enfocar la vida matrimonial a la luz de la
fe.
Variadas son las
alternativas de integración y acercamiento como variadas las comunidades
parroquiales, pero seguramente desde un buen discernimiento pastoral aunado a
las ganas de servir a Dios desde el amor y la misericordia, podremos lograr que
las parejas de divorciados vueltos a casar se integren a la vida parroquial y
se unan también al servicio a la vez que acompañamos su camino hacia Dios. No en vano nos dice el Papa Francisco (2016):
Se
trata de integrar a todos, se debe ayudar a cada uno a encontrar su propia
manera de participar en la vida eclesial, para que se sienta objeto de una
misericordia <<inmerecida, incondicional y gratuita>>. Nadie puede
ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio. No me
refiero solo a los divorciados en nueva unión sino a todos, en cualquier
situación en que se encuentren. (A.L. # 297)
Vayamos
pues como Iglesia en salida y misericordiosa, al encuentro de las parejas en
situaciones irregulares, propiciemos su acercamiento a la parroquia y su
integración, conscientes de que nuestro acompañamiento puede servir de ayuda y
apoyo a estas familias en su camino de crecimiento en la fe.
(Artículo publicado el día 11 de Junio de 2017 en la Página de la Diócesis de Maracay del Diario El Aragueño. )
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