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"El cielo de la selva" o la maternidad como una forma cruel y descarnada de agradar a un dios inmutable.

 

En la selva habita dios, en su cielo y en su tierra, en sus plantas y sus antojos. Un dios caprichoso, como todos. Un dios macho y sediento de sangre. Este es el dios que Elaine Vilar Madruga nos presenta en su más reciente novela El cielo de la Selva, publicada en 2023 por Lava Editorial y que este año nos trajo reeditada Elefanta Editorial.

Pero ¿qué ocurre en esta novela? Mejor aún, ¿quién es esta autora que ha surgido de la profundidad de la noche para mostrarnos que la maternidad no es siempre un lugar feliz? Elaine Vilar Madruga es una escritora cubana que vive aun en su tierra natal, lo que no le ha impedido recorrer el mundo llevando su literatura hechizante con ella.

Elaine escribe desde hace años. Nació en 1989, se licenció en Arte Teatral y es una de las voces literarias más importantes de Cuba en la actualidad. Sus libros abordan la noción de la maternidad desde diferentes ángulos, a menudo terroríficos, como una forma de revelar esa otra cara de la maternidad que la mayoría se niega a ver. Asimismo, sus textos abordan la temática del cuerpo, la opresión social y la misoginia imperante.

En El Cielo de la selva hay mucho de esto, la maternidad impulsada desde el sacrificio, sostenida por las migajas de un dios al que no le interesa la creación o el sustento de las almas, sino su único y principal capricho: tener cuerpos jóvenes para comer. Por eso, en las noches dónde el hambre ataca el cielo se vuelve rojo, un hijo se sacrifica sin dolor y la madre muere de ansia por probar, al menos una vez, esa carne tierna y jugosa que salió de su vientre.

Las mujeres no pueden comerse a sus hijos, pero deben parirlos una y otra vez para mantener a un dios sediento de carne, sacrificio y violencia. Las mujeres no pueden escapar de su labor de paridoras, parto tras parto están condenadas a secarse, a no tener otra misión de vida que no sea la de parir hijos que ni siquiera pueden amar porque ¿cómo amar lo que no se quiere? O peor ¿para qué amar la carne que será entregada en sacrificio?

En esta novela la maternidad es una trampa. Un bucle continuo de opresión, locura y muerte. ¿Es así en la vida real y Elaine solo nos lo recuerda? La maternidad es una carga. La forma de mantener a una mujer atada a la casa. Esa misma casa que la selva ofrece como refugio y en la cual apresa a sus víctimas hasta consumirlas. Hasta que una víctima nueva llegue y la paridora no tenga más opción que dejarse comer por ese mismo dios que la mantuvo prisionera.

El cielo de la selva es una metáfora terrorífica, pero muy cercana, de la maternidad como forma de opresión. Una opresión preestablecida desde el principio de los tiempos para la mujer, que es quien suele llevar la carga. Una opresión impuesta por un dios que habita en el cielo de esa selva, que puede ser cualquier cielo. De una selva que puede ser cualquier lugar. De una maternidad que puede transfigurarse en cualquier mujer.

Una maternidad y una opresión capaz de quebrar a la más cuerda y convertirla en perra. O quizás, convertirse en perra por tener la cordura suficiente para no querer sucumbir ante el circulo opresivo de la maternidad. Aquí, la noción de la mujer como ente sexual, procreador y garante de la vida es una vuelta de tuerca para el suplicio, la locura, el sacrificio. El hombre, en cambio, solo está para lo que sirve: sembrar la semilla y cosechar el fruto. Nada de criarlo, cuidarlo, atenderlo. Nada que no sea entrar, sembrar y luego, pasados los años, tomar el cuchillo y ofrecer la carne tierna a ese dios como alimento.

En el cielo de la selva todo se desenvuelve de forma fantástica y maravillosa. Un realismo mágico que nos remite a la literatura del también cubano Reinaldo Arenas, aunque desde el punto de vista del terror.

Pero ¿Es realmente terror lo que esta novela nos ofrece? Sí, quizás desde el enfoque de las características del género. Pero lo que no es fantástico en absoluto es esa otra cara aterradora, cruenta y cargada de sacrificio que puede ser la maternidad.

Esto es El cielo de la selva. Aquí no hay Marías que lloren al hijo que se entrega. Aquí no hay madres que amen y las que aman en un punto dejan de hacerlo. Aquí no hay madres que quieran ser madres. Aquí solo hay una esclavitud continua: parir, criar, sacrificar. Complacer a un dios macho que se goza, como todos los dioses, en el sacrificio.

 

María Luisa Angarita. 30/09/2024

Buenos Aires. 30/09/2024

 Vilar M, Elaine (2024) El cielo de la selva. 1.a ed. Elefanta Editorial. Buenos Aires. Argentina.


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