Hay un
dolor intenso en el alma de Yeonghye, de esos que no se expresan porque las
mujeres no tienen permitido manifestar su dolor, sus heridas, su desconsuelo.
Por eso crecen calladitas y silenciosas. Se encierran en sus propios mundos
porque si hablan el castigo puede ser severo. Un castigo violento que puede ser
físico o verbal. Un castigo capaz de silenciar el dolor y convertirlo en un
grito mudo.
Yeonghye es
la protagonista de La Vegetariana, la novela que catapultó al éxito
internacional a la escritora Coreana y ganadora del Premio Nobel de Literatura
2024 Han Kang. Lo que ocurre en esta historia es lo mismo que ocurre en cada
historia donde la mujer es sometida y entrenada por años para callar, sonreír,
atender sin quejarse y acceder incluso al sexo, aunque sea forzado y no lo
quiera.
La historia
de Yeonghye ni siquiera es contada por ella, sino por quienes la rodean, su
esposo, su hermana, un amante repentino y la voz de un narrador exterior
siempre presente a lo largo del texto. La protagonista no puede hablar porque
nadie la entiende. Lo poco que sabemos de su mundo interior se revela al
inicio, en el primer capítulo cuando una voz narradora interdiegética aparece
por instantes para luego quedar aplacada por la voz del marido. Lo que ocurre
siempre, en la literatura y en la vida.
El dolor de
Yeonghye es tan profundo que no encuentra otra salida que dejar de comer,
primero carne, luego cualquier forma de alimento hasta creerse un árbol y considerar
que solo necesita agua. Podríamos alegar locura, un brote psicótico, una
esquizofrenia no diagnosticada a tiempo. Pero sería redundar, sería decir lo
que se ha dicho siempre: que las mujeres cuando al fin se expresan, cuando rompen
las ataduras que las someten, están locas. O como se decía antes: “histéricas”.
Han Kang ha
construido en esta novela una historia magistral, la revelación del mundo interior
de las mujeres y cómo el más ligero intento de cambio, de expresión de su ser
real es tomado como una ofensa, una locura y hasta casi un delito por quienes
las rodean, los mismos que se han encargado de mantener la opresión sobre
ellas.
A la
protagonista no le queda más remedio que cortarse las venas, y luego dejarse
morir. Eso es todo. Nada más, porque como Kang lo refleja muy bien, si la mujer
no está dispuesta a ceder siempre, entonces no tiene un lugar de respeto en el
imaginario colectivo, en su familia ni en la sociedad que le rodea. Da lo mismo
que tenga un nombre asiático, europeo, o latino. Yeonghye representa a todas
las mujeres del mundo que para poder expresarse deben luchar, y a quienes en la
mayoría de los casos se les tilda de locas porque se les ocurrió el absurdo de
querer ser quienes siempre han sido, y no lo que otros les han dicho que deben
ser.
La historia
de Yeonghye nos interpela como sociedad, sea la sociedad que sea porque en
todas ocurre lo mismo. No se trata de feminismos, ni de gustos alimenticios, la
historia es más profunda que una simple mujer que deja de comer carne. No se
trata de tener una razón lógica para no querer comer carne, sino de no tener
una razón lógica para querer ser la mujer que se es. Y es por esto por lo que
la historia interpela y hasta se vuelve molesta por momentos. Porque las demás
mujeres de la historia tampoco lo entienden. Por eso, el dolor es más profundo,
porque la protagonista está absolutamente sola en su lucha, pues mientras las
demás se acomodan a las normas para sobrevivir, a ella no le queda más que
morirse en su intento de ser quien es.
Al final,
la historia gira y nos muestra al uroboro cuando la hermana, ya en el lecho de
muerte de Yeonghye comprende al fin su dolor y entiende que, mientras su
dejarse morir es una lucha por vivir, ella siempre ha estado muerta fingiendo
que vivía: «Desde que tenía uso de razón, no había hecho otra cosa que
aguantar.» (p. 149)
Entre
imágenes poderosas, algunas de un profundo erotismo, otras de una revolución
del ser, La Vegetariana nos envuelve hasta hacernos parte de la misma
lucha de su protagonista. Hasta ponernos en su lugar y hacernos pensar cómo habríamos
reaccionado, qué hubiésemos hecho y qué estamos dispuestos a hacer para romper
esas opresiones que aún nos rodean.
Kang, Han. (2025) La Vegetariana. 8va ed.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Random House.
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